*Mi moto siempre está ahí para cuando la necesito.
*Ella nunca me dice que no.
*No tengo que estar pendiente de si se encuentra a gusto conmigo o si se está aburriendo.
*Puedo montarla las veces que quiera y nunca se cansa.
*No se queja si me apetece solamente dar un paseo o me apetece correr un poco.
*Si la invito a cenar me sale mucho más barata.
*Si un día la fuerzo o la trato mal, no me lo devuelve multiplicado.
*Aguanta mis delirios y mis paranoias, y escucha mis llantos sin quejarse.
*Sé que no se va a ir con otra persona (porque yo tengo las dos llaves).
*No tengo que pasarme horas esperando a que me conteste a un sms.
*No discute mis decisiones.
*Si no tiene noticias mías durante un tiempo no me lo hecha en cara.
*No va dejando los calzoncillos tirados en el suelo cuando se va a duchar.
*Mi forma de conducir no le supone una comparativa constante con la suya.
Creo que con esto ya demuestro por qué prefiero pasar la tarde de un sábado con mi moto que con un tío. Aunque a favor de los hombres tengo que decir que los orgasmos están muy bien :) de vez en cuando puede sentar muy bien aparcar la moto, pero yo ahora mismo, ¡la echo de menoooossss!!! T-T
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