25 dic 2011

The night before Christmas

Queridos lectores, hoy es el día de Navidad, y como esta festividad no existe en el Mundo de Hanako, no voy a hablar de ella. Aunque no puedo evitar hacerle referencia ya que en el mundo real parece ser una de las fechas más importantes del año.
Desde hace muchos años he odiado las navidades y todo lo que ellas conllevan. Bueno, en realidad no todo, solo odio el frío, las cenas de empresa, las reuniones familiares obligadas, las compras compulsivas, la hipocresía, los villancicos, y los adornos navideños. ¡Pero sí que me gustan las lucecitas que invaden la Tierra en esta temporada! ^^ No soy muy familiar ni muy social, a mi me gusta pasarme los días importantes con mi gatita, a la que quiero con locura, y tranquilamente haciendo algo que me produzca alguna satisfacción personal. Pero desde hace siete años estas fechas se han transformado en la oportunidad de volver a reunirme con mis amigas, ya que a día de hoy cada una está en un punto geográfico distinto y no podemos vernos todo lo que quisiéramos. 
Desde hace ya unos días empezamos a hablar de vernos todas juntas. Es irónico que sólo seamos cinco y tengamos tantísimos problemas para juntarnos una sola noche, pero me atrevo a decir que desde el pasado fin de año no hemos vuelto a coincidir. El caso es que estas cuatro chicas son una de las partes más importantes de mi vida y por poco que nos veamos todas sabemos que las otras siempre estarán ahí, y nuestras reuniones nunca carecerán de risas, anécdotas y muchas tonterías. Como éste año solo podíamos estar todas en nochebuena había que aprovecharla bien, y como estaba previsto, se aprovechó en condiciones. La primera parte de la noche pasó contando recuerdos de otros años, de cuando estábamos siempre juntas y de vivencias que habíamos tenido tiempo atrás. No faltó el buen royo. ¡Nuestras carcajadas se oían por todo Plasencia! Después llegó el momento de juntarse con el resto del mundo y mezclarse entre la multitud clonada, en algún sitio calentito en el que pusieran música para bailar, y ahí corrieron las fotos, los bailes tradicionales y el cachondeo. Hicimos nuestra una parte del garito, y desde secuestrar una mesa para poner los abrigos hasta revolcarnos por el suelo algunas, fueron cosas que pasarán a ser recordadas, junto con una magistral interpretación de un dolor de tripa y unas nauseas en el baño para colarnos de las demás chicas que esperaban...
La noche no acabó muy tarde ni muy mal, cada una se fue a donde se tenía que ir, y todas nos llevamos un buen sabor de boca a parte del resto del mundo. Fue una noche legendaria...
Siempre he oído que la Nochebuena es la noche en que se pueden hacer realidad los deseos, pero después de que a mi me costó horrores a las ocho de la tarde encontrar gasolina y nata (que al final no encontré), no creía mucho en que fuera a salir bien el encuentro. Pero, de verdad, no me hace falta desear una buena reunión con mis amigas de siempre para tenerla, porque con ellas todo es un acierto. Por eso son parte de los cimientos del mundo de Hanako Dosukoi. 
Os quiero mis niñas n_n

30 nov 2011

Encuentro con la humanidad

Como cada final de mes, el mismo dia en que me ingresan la nomina corro a rellenar los armarios de comestibles y a reponer alguna que otra cosa no nutriente que necesitara comprar. Con la cercanía del Expocomic de Madrid al que procuraré escaparme aunque sea uno de los dias, me surgió la necesidad de comprar ciertos aperos para un cosplay que pretendo hacerme para la ocasión (para el que no lo sepa, un cosplay es un disfraz friki xD) así que me pasé la tarde navegando por montones rojos de todo tipo. Buscando unos zapatos y un sombrero rojo que no conseguia encontrar, me recorrí la nave de "chinos" mas grande de Toledo y todas las tiendas de ropa y complementos del centro comercial, fijandome tan solo en los bultos del color que quería por si habia algo que me pudiera valer. Tengo que decir que no me gusta nada eso de que este año no se lleven los sombreros de color rojo fuerte y de ala ancha, porque a mi personalmente me han fastidiado bastante.
Al final conseguí encontrar unos zapatos bien bonitos tal y como los estaba buscando, y que encima sé que les voy a dar bastante uso, por lo que no me dio ningún cargo de conciencia comprarmelos. Pero todo lo que vi aquella tarde fueron montones de ropa y zapatos colocados en estanterías. Hasta que me pasé por el supermercado del centro comercial ha comprar leche... no se si sería el mareo de pasar dos horas mirando de arriba a abajo todas aquellas prendas que encima no me decían nada, y las que me lo decian, no se lo decían a mi cuenta bancaria, o que el hambre ya empezaba a hacer acto de presencia en mi cuerpo, cosa poco natural en mi (coincidiran conmigo aquellos que me conocen) o simplemente que no estaba cómoda con lo que veía. El caso es que cuando ya estaba en la caja para pagar la leche, único articulo que había comprado, de repente empecé a notar cómo mi mundo y el real se entremezclaban, causándome una sensación divertida cada vez que me cruzaba con alguien que tuviera algo característico.
La primera fue una señora con pinta de vaca, ojos tristes y pelo a trozos entre rubio y moreno, llevando una botella de "Tolon tolon" con la que me pareció que se mimetizaba. ¿Sería eso canibalismo? Un poco más alante, me crucé con una chica más rubia que una Barbie y con una extraña forma de acomodar su pelo, que llevaba de acompañante a un novio caniche... y una curiosa criatura con pinchos en la cabeza y ojos en la nuca me acabó haciendo reir a carcajada limpia en mitad de los pasillos. Ya sé que yo no soy la más indicada para hablar de pintas, y cada uno puede llevar las que quiera (como la china choni de la tienda a la que habia ido un rato antes) pero me resultó bastante divertido a la par que preocupante cruzarme con personas ayer. En serio, ¿alguien se extraña aún de que no me guste salir de casa? Si las calles están llenas de especimenes raros y no vas a ganar nada más que un posible constipado saliendo, ¿para qué salir?
Menos mal que poco después recogí a mi gakusei y me deleitó con una buena ración de risas y frikismo extremo que me hizo alegrarme bastante ^^ si no, creo que habría perdido la cabeza en algun punto entre el mundo real y el mundo de Hanako.

22 nov 2011

A día de hoy

En uno de esos días en los que solo quieres desaparecer y que la vida deje de darte vueltas una y otra vez sobre ti misma, es cuando debes mantener más que nunca los pies en el suelo. Pidas ayuda o no, nunca será suficiente para conseguir quello que necesitas, y jamás sabrás exáctamente lo que es, puesto que en realidad solo es tiempo. La soledad no siempre va acompañada de la tristeza, y muchas veces es mejor amiga que tu círculo más cercano. Ella sabe escuchar, esperar, y nunca te dirá nada que no quieras oir, mientras que tu gente siempre tratará inutilmente de sacarte del hoyo. ¿Y si quiero permanecer un ratito más aquí? No se está del todo mal...
El valor, la amistad, el amor, la honestidad... son utopías que no se dan realmente en ninguno de los casos con los que nosotros contamos. Confiar en alguien que no seas tú mismo es algo muy poco factible en estos momentos en la vida, pues el egoismo de cada uno le hace mirar antes a su ombligo que a la cara de sufrimiento de los demás. ¿Puedes de verdad contar un secreto a una sola persona, y que no se entere nadie más? ¿Puedes pedir ayuda a alguien y esperar que la que te dé sea favorable para ti? ¿Hay algo de cierto en crear un vínculo con una persona?
Y luego todos dicen de los gatos...
Por lo menos sabes lo que quieren en todo momento, y no se cortan en hacerte ver que te están utilizando sólo para comer. Quizá sería mejor crecer sin someternos a los lazos con las demás personas, pueden llegar a exigirte demasiado, y nunca te comprenderán del todo.

Hoy no me siento capacitada para tratar con los demás, ni para poner buena cara a la gente que pase a mi alrededor. No tengo fuerzas para fingir que no me ocurre nada, y no me apetece que nadie me pregunte qué me pasa. No quiero ser persona ni quiero tratar con ellas. Hoy mis sentidos están embotados, y mi mente camina a oscuras por un laberinto sin salida que yo misma creé. Mis sentimientos han caducado y mi ánimo está fuera de cobertura. Hoy las nubes adornan el mundo de Hanako.

20 nov 2011

Descubrimiento fatal

Desde que empecé a jugar al World of Warcaft el viernes siento que las horas de mi vida desaparecen como por arte de un hechizo o alguna facultad extraña. En cuanto me meto en ese mundo, desconecto totalmente de este. Hasta se me ha olvidado comer en un par de ocasiones ya... (las dos veces que he estado jugando mientras la hora de la comida) y no conseguía que me entrara hambre. Anoche, sin ir más lejos, cuando mi micro conexión ahora gastada empezó a darme problemas para entrar al juego y el mono de anime me había hecho ponerme a descargar las OVAs que me faltaban de Darker than Black, empecé a verlas una detras de otra, causando así que mi ritmo volviera a su sitio, y mi estómago sintiera toda el hambre que no había sentido durante el día. Durante las cinco OVAs ingerí el alimento equivalente a la ración diaria que suelo comer, y aun así seguía teniendo hambre :s Así que para que no me volviera a pasar eso, hoy he decidido que cuando ya fuera la hora de comer algo, tuviera o no hambre, debería dejar de jugar para que mi mente se acordara de mandar las ordenes sobre las funciones básicas a mi cuerpo. Inocentemente pensé en ponerme un capitulo de la segunda temporada de la serie antes mencionada, mientras me metía entre pecho y espalda un tazón de sopa, algo ligero y que probocaría que se me activara el organismo. Ni que decir tiene que no me ví sólo uno. Lo dejé en el número cinco, y porque ya había quedado para ir a cenar y aún me tenia que duchar.
Vuelvo de la cena, tan contenta para ponerme a ver el siguiente capitulo, muy emocionada puesto que el atractivo protagonista tiene ahora el pelo largo y la barbita descuidada de dos días que le hace más guapo a mis ojos su cabe, y al que no dejo de pegar pantallazos siempre que sale en alguna pose que me haga quedarme tonta mirándolo, y cuando llevo cosa de cinco minutos de capítulo veo que hay algunas cosas que no me cuadran del todo. ¿Qué estaba pasando? Juraría que no dejé así la trama. Así que le doy a la pausa, hago la pantalla del reproductor más pequeña, y leo el titulo del archivo que estoy viendo: ¡ERA EL NÚMERO SIETE! ¿Cómo podía haber cometido un error así? Era imperdonable! Menos mal que no había visto demasiado, aún tenía arreglo. Cierro el reproductor, me voy a la carpeta y busco el capítulo seis... ¡NO ESTABA! El corazón se me aceleró. No podía ser, creia haber comprobado varias veces la serie para ver si faltaba algo más a parte de las OVAs. Pero era un hecho, no le tenía. Estaba demasiado nerviosa como para pensar. Me puse a gritar dentro de mi habitación diciendo que no me lo podía creer, que esto no podía estar pasando. Cuando el ataque de pánico pareció remitir un poco, conseguí contener mis ganas de llorar y sólo atiné a preparar la descarga del susodicho archivo, a falta aún de diez minutos para que se terminara lo que tenía en cola. Y después de eso, más tranquila, decidí relajarme mirando el foro al que también estoy enganchada ultimamente, y contar aquí lo recientemente acontecido, dándole tiempo a mi pequeño pincho, (al que algún día tendré que poner nombre), para que siga trabajando y descargue todo lo deprisa que pueda. Mientras lo hace, seguiré con alguna otra serie, o película o algo. Vicio por vicio, claro. Voy a ver que se me ocurre hacer mientras en el mundo de Hanako... v_v

19 nov 2011

He vuelto a arruinar mi vida....

Queridos lectores del Mundo de Hanako, tengo que daros una terrible noticia: vuestra escritora favorita, (osea, yo), acaba de perder la poca vida que le quedaba. ¡Me he vuelto a enganchar al World of Warcraft!
Todo comenzó hace unos años, concretamente unos cinco. Mi vida no era gran cosa y de lo máximo que me tenía que preocupar era de acordarme el turno de trabajo que me tocaba esa semana. Me habían hablado tan bien del juego que decidí hacer la prueba, y me enganché. Me pasaba las horas pegada al ordenador, con mi pequeña conexión por pinchito, que por aquel entonces era un modemcito blanco de vodafone llamado Toshio, y que me daba la velocidad justa para jugar con mi elfa pícara hasta conocerla todo lo bien que podía. 
Se llamaba Rubeth, y con ella llegué al nivel 56 antes de darme cuenta de que necesitaba salir de ese agujero en el que me había metido. Mi tiempo consistía en trabajar mis 6 o 10 horas, dependiendo del turno, llegar a mi habitación, encender a Itachi (mi ordenador de sobremesa), meter en el microondas cualquier tipo de comida precocinada, y sentarme con Ru a matar bichos. Me conocía los mapas, las hermandades, los enemigos, las misiones... mi mundo era Azeroth. Me decían que saliera por Toledo y no era capaz de moverme con tanta fluidez como por Ventormenta. El dia que me dí cuenta de que tenia que dejarlo, fue cuando dije sin pensarlo: "Jo, cómo se parece la vida real al WoW"....... no volví a entrar.
Un par de veces traté de volver a entrar, pero como no tenía internet, no conseguía engancharme... hasta ayer. Fue una noche como otra cualquiera, en la que daban las doce y media y yo no tenía sueño. Me acababan de poner el juego, con las actualizaciones, con las expansiones, y con el enlace a la página del servidor que utilizan una gente conocida de aquí, así que dije que para hacer un poco de tiempo hasta que me entrara sueño, iba a registrarme y crearme la cuenta. Bueno, pues una cosa llevó a la otra, me registré y cree un personaje, me metí en el mundo para ver si encontraba a los que conocía yo, y acabé subiendo hasta nivel cinco antes de que me tiraran del servidor. Cuando volví a entrar me di cuenta de que ¡había entrado en el mundo que no era!Me tocó borrar mi personaje y entrar en el mundo correcto, haciendome uno nuevo. Pero este mundo era diferente... Por cada punto de experiencia que te daba el primero al que habia entrado, aquí te daban diez. Así que acabé acostándome a las 5 de la mañana con una elfa pícara de nivel trece herborista y alquimista, ¡y con una escoba voladora!
Cuando he abierto los ojos hoy eran las dos y media de la tarde... otra vez. Enchufé el ordenador mientras me preparaba el desayuno, y... bueno, para empezar ya se me ha olvidado comer T-T y estoy aquí royendo una barra de fuet porque a mi estómago se le a ocurrido avisarme de que estaba vacío. Había quedado tambien para cenar, y se me ha olvidado totalmente. Encima cuando he querido desconectar del juego me he dado cuenta de que tenía tal mono de anime que me he tenido que descargar unas OVAs que me quedaban por ver, así como unas bandas sonoras y algunas fotos interesantes.
En fin, que ya no tengo vida otra vez. Si me quedaba algo de tiempo para dormir entre el facebook, el foro y el anime, ahora ya sí que no. Cada día hay más cosas en el mundo de Hanako Dosukoi u_u

8 nov 2011

Marcha Zombie

Hola lectores incondicionales del Mundo de Hanako! Hoy quiero contaros una maravillosa experiencia, adornada por algunos matices que bailan entre lo interesante y lo increible: mi primera Marcha Zombie.
Todo empezó un día tal como hoy, con soly con menos frío, hará cosa menos de un mes. A la hora del bocadillo me subí a mi habitación, y me puse a investigar en mi twitter (qué gran invento). Encontré de casualidad un twit en el que decía algo sobre la primera marcha zombie cacereña........ no me lo podía creer. Era la primera vez que me enteraba de una marcha zombie antes de que pasara, y ni más ni menos que en mi casa. Así que moví hilos para saber si ese fin de semana lo tendría libre para ir, haciendo ya mis planes al margen del resto del mundo. Para mis nervios no fue nada bueno enterarme de que ese mismo fin de semana nos tocaba trabajar, y que seguramente tendría que perderme la marcha. La siguiente noticia que tuve sobre aquella fecha fue que allí a donde íbamos a trabajar no era ni más ni menos que ¡¡a CÁCERES!! Ahí ya sí que no daba crédito. ¡Estaría en la ciudad por viaje de trabajo el mismo día de la marcha! Pero... ¿coincidirían los horarios? Tenía que saberlo lo antes posible. No dudé en escribir al organizador de la marcha para preguntarle, y a falta de unas semanas aún me hizo la friki más feliz del mundo saber que tenía tiempo para llegar a las dos cosas. Mi hiperactividad se disparó considerablemente. No podía dejar de saltar y gritar. Mi momento estaba llegando...
El jueves por la tarde ya estaba en Plasencia en casa de mi hermano, deseando que llegara pronto el sábado para disfrutar de mi marcha zombie. El viernes transcurrió rápido, ocupado y pasado por agua. El sol salía de vez en cuando para reirse de nosotros que aún teníamos los pies mojados, y la noche fresca nos permitió divertirnos un rato sin pasar demasiadas penurias con la temperatura. Por fin, llegó el sábado. Me levanté emocionada aunque algo triste, pensando en que iba a ser parte de un acto muy bonito en mi tierra, que esa mañana nos daba los buenos días con un buen sol que hasta se permitía el lujo de calentar, y acordándome de que mi querida gakusei, quien en un principio habia pensado acompañarme a este evento tan importante para mi, al final no vendría. 
La mañana nos acompañó , y aunque no hizo demasiado sol tampoco penamos por el frio. En el momento en que terminé el acto salí corriendo, me metí en el coche mientras le daba novedades por teléfono a mi gakusei, me dirigí al centro comercial en el que desde las 12 de la mañana había un grupo de maquilladores preparando zombies, me cambié en el parking, y subí a que me transformaran. Nada más entrar pude ver cómo caracterizaban a una novia cadaver que me encantó, y mi corazón se aceleraba por momentos. ¡No podía ir de simple zombie normal después de ver aquello! Así que después de caracterizarme con un par de heridas en la cara, un ojo que me sangraba y varios moratones, agarré un mimeta, lo hice girones y me lo planté. Aparqué mi coche a las afueras de la ciudad en un camino, comí allí yo sola mientras escribía, y cerca de la hora de volver al centro para prepararme, salí del coche enfundada en mi mimeta zombie y me arrastré un poco por el suelo para mancharlo de tierra. Lo único que me faltaba era la sangre que más tarde me añadirían.
Y allí estaba yo... vestida de militar zombie, con un mimeta roto y la cara llena de heridas falsas, hablando con mi gakusei por teléfono en la puerta del centro comercial, paseándo de un lado a otro, cuando en uno de los giros alzo la cara, ¿y a quién me encuentro a menos de dos metro de mí? A un ex novio gallego que tuve cuando estaba en Alicante y con el que no acabé demasiado bien. Los dos nos reconocimos, nos detuvimos en seco y nos quedamos mirándonos durante unos segundos, rezando por que el otro no dijera nada. Al poco seguimos cada uno a nuestro royo y no volvimos a vernos. ¿Qué posibilidades había de que pasara eso? Le ví coger un taxi a unos metros de donde yo estaba, y ahí se acabó la cosa.
Llegó el momento de la marcha. Yo me habia juntado con un grupito de gente friki igual de fanática de los zombies y de todo lo japonés como yo, con el que me divertí muchísimo. Eché en falta a alguien de mi entorno con quien bromear y con el que tuviera más confianza, pero la verdad es que estuve bastante a gusto con esta gente, a los que les agradezco mucho que me acogieran ^^ Comienza la marcha por Cáceres, por las mismas calles por las que había ido esa misma mañana, y toda la gente a nuestro alrededor nos hacía fotos y nos filmaba. Cada vez que veía una cámara, ya fuera de video o de fotos, la gruñía cual buen zombie y esperaba al flash, para despues seguir andando de esa forma tan cansada que luego me dió dolor de espalda :s (es muy cansado eso de ser zombie... u.u) Tuve la idea de tirarme en mitad de la calle, en un lugar en el que los demás zombies se habían espaciado un poco, y en ese momento una orda de zombies y cámaras me rodearon, y mientras unos me "deboraban" los otros captaban todos los detalles. Fue fantástico. Algo memorable, impresionante, increible, genial. A la próxima que tenga cerca tambien me apuntare, ¡ya que tengo mi cosplay de zombie militar hecho! ¿Alguien más se apunta? ;) Así verá el mundo zombie de Hanako Dosukoi.

21 oct 2011

Aventura friki

Daban las cinco de la tarde. El sol aún estaba alto, pero la temperatura ya se asemejaba más a la que debía haber un día 20 de octubre, aunque no lo bastante fresca. El reloj no dejaba de contar los segundos, y el mundo en ningún momento dejó de girar. En una pequeña habitación en Toledo, ropas, botas y cascabeles no dejaban de moverse frenéticamente de un lado a otro. Dos jóvenes de pintas extrañas y gustos aún más raros cruzaban una y otra vez el cuarto terminando de prepararse pasa salir pitando. Faltaban veinte minutos para que saliera el tren y aún debían llegar, aparcar el coche y comprar los billetes. Ya desde el principio, todo apuntaba a ser una aventura desesfrenada...
La una, más normalita, llevaba vaqueros y camiseta con un dibujo manga en ella. De su mochila colgaban alrededor de 4 cascabeles que no dejaban de sonar a cada paso que daba. (Estoy hablando de mi gakusei ^^) La otra, más comedida en cuanto a sonidos se refería con tan sólo un cascabel, iba ataviada con una falda de tablas muy corta y muchos lazos con las cintas colgando. (Y esa era yo, ¿vale? ^^) Llegamos corriendo a la estación de tren, donde nos esperaba el gigantesco aparato ya en la vía y a punto de salir. Compramos los billetes, sólo de ida, y fuimos lo más rápido que nuestras piernas nos dieron para andar hasta el anden. Sé que debimos atraer las miradas de todo el mundo porque además de ir vestidas de forma llamativa tanto visual como auditiva, no conseguíamos bajar el nivel de decibelios de nuestras voces, pero la verdad es que no me fijé en nadie. Una vez en el tren sentadas y cantando Sobêr, nos dio por representar una escena de un capítulo de Nana, serie de anime que nos estamos viendo ahora las dos juntas, en la que las dos protagonistas con las que tenemos tantas cosas en común ambas, viajan de forma similar a como estábamos en ese momento.

Una vez en Madrid, la locura de representar escenas de anime o de ir hablando frases y palabras en japonés no se nos había quitado. Habia quedado con una gente en Callao, así que nos bajamos en Sol donde nos topamos con una manifestación a punto de empezar (otra vez) y fuimos caminando por Preciados. Para todo aquel que no lo sepa, como yo hasta ayer, Preciados es una calle muy larga donde hay un Corte Inglés, muchas tiendas de ropa, y unas grandes rejillas de ventilación del metro por las que sale aire....... Ya según estábamos encima de una de ellas me comentó mi gakusei algo sobre un dia que hizo Marilyn, y yo no la entendí hasta que no trataba de bajarme la falda del pecho. Mis preciosas braguitas rojas quedaron totalmente a la vista de todo aquel que pasara por alli en ese momento, ¡y yo no era capaz de taparme de ninguna manera! Mi gakusei reia con todo su maligno ser mientras yo luchaba con el aire de una rejilla que no acababa nunca.
Una vez en el bar en el que pasamos la tarde tomando cervezas y tras una pinta de Paulaner y un tercio de Heineken, se me ocurrió demostrar mis habilidades en el para-para (estilo de baile japonés en el que predominan movimientos repetitivos y bruscos de brazos sobre todo. Vamos, tipo de baile de frikis de animes) y gracias a la música que mi amiga y compañera en esta aventura me puso en su movil, bailé la coreografía de Ike-ike (por si alguien quiere buscar el video en youtube) delante de todo el mundo. Cuando acabé hasta me aplaudieron, ¡cosa que me encantó!

Finalizada la velada en Madrid y dejando a la gente con la que habíamos pasado la tarde alli, salimos corriendo (literalmente) para volver a cruzar Preciados hasta la estacion de Sol en la que debíamos cojer el metro. Mi gakusei dice que la gente nos miraba, que había bastante y que encima parecían estar todos cayados, pero yo solo recuerdo un montón de figuras a las que tenía que ir esquivando mientras no dejaba de correr, con la banda sonora de aquellos cascabeles que ambas llevabamos, y con las canciones de nuestra serie antes mencionada sonando en nuestras torcidas cabezas. Gritábamos por la calle cosas tales como "¡Imagínate que nos persigue una horda de zombies!" o "¡Zombie voy a ser yo el dia.... sábado!". No contentas con haber tenido a toda la calle pendiente de nosotras, una vez en el metro seguíamos con nuestro rol. Corriendo y cascabeleando allá por donde ibamos, y gritándonos de la una a la otra por mitad de atocha "¡Hayaku! ¡Es por aquí!" y "¡Hachi! ¡Te has pasado! ¡Es por ésta puerta!". Si el acceso al tren se cierra dos minutos antes de la hora, a nosotras nos sobraron veinte segundos del tiempo límite. Según entrábamos por la puerta de nuestro vagón notamos cómo se iban cerrando las puertas detrás de nosotras. Si el viaje de Madrid-Toledo dura treinta minutos, nosotras nos pasamos alrededor de veinte riendo a carcajada límpia dentro del tren. No nos podíamos creer la suerte que habíamos tenido.

La llegada a nuestra ciudad de destino no fue mucho más calmada. Mezcladas como dos personas totalmente normales entre el gentío que llegaba en nuestro mismo tren, pudimos oir con placer com una voz familiar nos llamaba la atención con una referencia de un anime. Salté de alegría al oir "Hola, Sailor Moon". ¡Ay que chuli! ^^ (Tengo que decir que me he ganado a pulso que todo aquel que me conoce me relacione con todo tipo de manga o noticia sobre Japón. Estoy tan orgullosa...) Nos encaminamos hacia mi Nekomata (mi coche) que le había dejado aparcado cerca de la estación, cuando antes de salir del recinto se le ocurrió a mi gakusei cenar en el chino que había enfrente, donde me enamoré de uno de los camareros. Volvimos a casa con nuestra música de anime puesta bien allta y disfrutando de haber pasado una tarde perfecta. Me encanta el mundo de Hanako! ^^

18 sept 2011

A mi pequeña gakusei

Soy friki, no puedo evitarlo. Es algo que me apasiona y que me encanta. Me gusta engancharme a una serie de dibujos animados japoneses en los que a los chicos les sangra la nariz cuando se excitan, se ensalzan en exceso cosas tales como el compañerismo y la amistad, o las expresiones de las caras son puros emoticonos extremadamente exagerados. Me gusta acabar un capitulo y buscar en internet cosas sobre aquello que acabo de ver, fotos, historias, comentarios... y me gusta imitar a mis personajes favoritos y reírme largo y tendido de esas imitaciones con alguien que las pueda llegar a entender. También me gusta contarles a aquellos que no las siguen las historias de mis anime favoritos, y todo aquello que va pasando a medida que los voy viendo.
Siempre que trato estos temas con la gente que tengo a mi alrededor, que generalmente no tiene la misma mentalidad que yo, descargo una cantidad enorme de energía que me produce un intenso placer emocional. Euforia, locura, alegría... al sentirme así de hiperactiva me siento feliz. Y esas pequeñas raciones de felicidad friki las he venido teniendo en sobres monodosis desde hace mucho tiempo, pues aunque estimo mucho a mis compañeros de trabajo, aquellos con los que paso la mayor parte de mi tiempo actualmente, no pueden aportarme apenas nada nuevo sobre la materia (que a todo esto, me encanta ser siempre la que más sabe sobre ese tema en mi grupo). No ha sido hasta que hace poco he conectado del todo con mi pequeña gakusei, una frikaza en toda regla con la que podría pasarme días enteros sin dejar de derrochar esa energía, y siempre querer más. Aunque ella es quien me ha vuelto a encaminar por la senda del anime, me considera su sensei, y opina que tengo aún mucho que enseñarle. Bueno, ¡procuraré estar a la altura del elogio! ;)


Nena, tu eres mi Naruta, ya lo sabes. Pero ¡contigo tengo que llegar a sacar el chakra del Kyubi para sobrevivir!


Soy una persona que adapta su estado de ánimo a aquel anime que esté viendo, o a aquel libro que esté leyendo (prueba de ello la pueden dar mis amig@s, de la primera vez que vi Excel Saga, manga del que saqué mi pseudo). Y ahora mismo, tal como los personajes de mi serie, solo quiero superarme y mostrar mi valía. A mi gakusei es a la que tendréis que recriminar mi excesiva energía, mis expresiones en japones y mis actuaciones típicas de muñeca manga. Pero bueno, yo soy feliz así, y le agradezco mucho a esta chica que me haya sacado de mi letargo friki, en el que suelo caer (no con mucha frecuencia) siempre que tengo un parón de material.
Así, dedico esta entrada a hacer a mi gakusei sentirse importante, porque sé que es una de las personas que siempre procuran leer las novedades de mi mundo aunque no pueda, y que suele comentar, ya sea en los tablones o en persona, mucho de lo que escribo. ¡Te mando un besazo desde el Mundo de Hanako! ^^

11 sept 2011

09/09/2011


Esta se supone que iba a haber sido una entrada alegre, llena de optimismo y de la más pura esencia de mi mundo. Pero a veces parece que cuantas más ganas tienes de sonreír más obstáculos se te ponen por delante. La noche es preciosa, cálida, la luna brilla increíble en el cielo, y todo parece tener un matiz de plata en el campo. Y aquí me ves, conduciendo a las doce de la noche yo sola de camino de vuelta a mi casa, y con la única sensación amarga en la boca de haber malgastado el dinero que éste viaje conllevaba y mi tiempo. Vuelta a empezar: sin un sitio donde caerme muerta ni dinero para poder conseguirlo, voy vagando día a día para ver donde consigo encontrar cobijo cada noche y llegar hasta el día siguiente. Me han quitado de un plumazo el único apoyo que yo tenía en el que más necesitaba fuera de mi ambiente tradicional. Solo tengo ganas de encerrarme, de no ver a nadie, y de esperar a que se me pase apoyándome en mi mundo, en la música y en mi gata, que son las únicas cosas que sé que no me fallarán.
 Las líneas blancas de la carretera son cada vez más monótonas y los reflectantes de los lados parece que se burlen de mí pasando una y otra vez. ¿No se acaba nunca el camino? ¿No termina nunca este viaje? Una ilusión destrozada, un sentimiento roto, y una esperanza desvanecida.
¿Seguro que es por aquí? Ni siquiera me suena el camino. Voy tan perdida en mis pensamientos, en mis recuerdos y en mi dolor que no voy pendiente de donde voy pisando. Y mientras tanto, sin poder comunicarme con los demás pero con ganas de gritarle al mundo lo que siento, van pasando los minutos uno por uno hasta que el llanto termine por llevarse la agonía de éste momento. No, no quiero recordar, recordar duele. Quiero olvidar, mirar hacia delante, sonreír, y pensar en otra cosa. Y no volver a mentar nunca más esto. No volver a hacer cuenta de ello, y sobre todo, no volver a vivirlo. ¿Cuántas veces tendré que pegarme contra la misma pared para darme cuenta de que está ahí?
Me veo obligada a dejar la batucada, que es algo que me servía de mucho apoyo y que me encantaba. Algo con lo que me abría gustado contar por mucho tiempo. Y ahora tengo que perderlo. La gente de allí, los ratos, las vivencias, el príncipe rojo… hoy había vuelto a sentir esa conexión mágica entre los 2. Estaba pletórica, me había llenado de vida, de alegría. Me encantaba esa sensación poderosa de ser la dueña del mundo, de poder conseguir lo que quiera. Bueno, de momento creo que pasará algún tiempo hasta que vuelva a sentirlo allí en Hervás.
Duele tanto pensar… hace tiempo encontré un sistema para dejar de pensar en alguien a través de sus imágenes en el ordenador. Guardé todo lo relacionado con esa persona en una carpeta, la escondí y jamás la he vuelto a ver. Ahora ni siquiera recuerdo dónde está guardada. Desearía poder hacer eso con los recuerdos que tengo en mi mente, con todo aquello que duele.

5 sept 2011

¡Pero no toques! ¿Por qué tocas?

Este no ha sido un verano especial, ni destacable por sus viajes a destinos exóticos, ni llamativo por sus acontecimientos, ni recordable por absolutamente nada extraordinario. Ha sido un verano normal. Dentro de diez años no miraré atrás para recordar la fecha de este año por nada en concreto, pero todas las pequeñas cosas que me han pasado en estos meses estivales merecen la pena ser mentadas individualmente durante mucho tiempo. Y la mayor parte de las gracias se las tengo que dar a mis amigas de toda la vida, quienes han estado ahí (unas más y otras menos, de cuerpo presente o vía redes sociales), para darme apoyo, ánimo, diversión, e incluso quebraderos de cabeza. Las quiero con locura, y a día de hoy si me lo pidieran estoy segura de que podría llegar a dar la vida por ellas. Son las mejores, y siempre están ahí para cuando las necesite. Me he dado cuenta de que dentro de mi cabeza descontrolada tengo una vena trastornada que no deja de idear locuras de última hora, que como bien pensamos en el grupo, son siempre las mejores. Y la suerte que tengo es que siempre puedo contar con alguna parte de ese grupo para llevarlas a cabo. Viajes, compras, excursiones, cenas o proyectos increíbles y fuera de contexto que sólo apoyarían personas con la misma enajenación mental que yo. Y están ahí para apoyarme con ellos. ¿Qué más puedo pedir?
No me olvido de un nuevo grupo de amistades potenciales que ha surgido entre medias de las horas de trabajo hostelero que he brindado este agosto. Un grupo en el que he sido tan bien acogida que me ha llegado a dar miedo no estar a la altura de lo que me ofrecían. Gente tan diferente a la que estoy acostumbrada a tratar, y a la vez tan de mi estilo... he de darles las gracias por cuidarme durante las cortas noches de este atareado mes, y por darme la oportunidad de abrir mis fronteras allá por el norte de mi tierra. La batucada, las fiestas de San Mandril, las tardes de paseos por el pueblo... me han dado una vida que jamás pensé que pudiera llegar a encontrar en ese sitio.
Espero que mi madre haya disfrutado tanto con mi compañía en su casa como yo con la suya. Hacía mucho tiempo que no tenía esta unión con ella y me alegro de veras de que podamos volver a disfrutarla. No me ha costado nada pasarme mis vacaciones trabajando para ayudarla, ya que ahora creo que sí se lo merece. Y aunque dudo que en mucho tiempo pueda volver a meterme en la cocina con ella, lo echaré de menos tanto como nuestra tradición de ir al spa después de la temporada de fiestas.
Estoy feliz con la vida que tengo y con la gente que he elegido para acompañarme en ella. Sin ellos no sería lo que soy, y aunque hay gente importante a la que no he mentado en esta entrada, ellos saben que pertenecen al maravilloso mundo de Hanako Dosukoi. :)

25 ago 2011

Miradas al pasado I


¿Cuánto tiempo se tarda en olvidar al amor de tu vida? ¿Hay remedio para el dolor agonizante de una ruptura sin motivos? A veces utilizamos un roto para un descosido, sin darnos cuenta de que estamos ayudando a coser otro. Si la gente miráramos más allá de nuestro propio ombligo nos daríamos cuenta de muchas cosas, entre ellas que hay más gente en nuestra misma situación de la que nosotros pensamos, y que lo mismo está demostrando más fortaleza al no gritarlo a los cuatro vientos. Todo final de algo es traumático puesto que es un cambio en una rutina, hábito, o simplemente en nuestras vidas. El final de un curso, de una serie que nos tenga enganchados a la tele todas las semanas, de un ciclo menstrual… éste último es muy común. Deberíamos aceptar los cambios sin más, sin preguntarnos tantas veces por qué han llegado. Pero la mente humana, y en especial la femenina, es muy caprichosa y ansía saciar la curiosidad latente aunque sepamos que con la respuesta muchas veces viene el llanto de la mano. Pensar es malo (y puede llegar a dar dolor de cabeza).
Cuando crees que ya lo tienes todo bajo control siempre ocurre algo que te hace temblar las ideas y te saca del contexto cómodo que te habías creado tras un cambio traumático. Nos apegamos a una rutina para olvidar otra, y como somos tan impacientes nos conformamos con la primera que nos llene lo más mínimo, sin pensar en si será lo mejor a largo plazo. Y aunque por el camino nos surjan muchas dudas seguimos obcecados en que lo que hacemos es lo mejor. Por desgracia, el jarro de agua fría que nos hace abrir los ojos en esas situaciones suele ser tremendamente chocante, y casi siempre muy doloroso. ¿Por qué es tan difícil pasar página sin más cuando has dado tu vida por una época? Un hecho, una mirada, una palabra, un pensamiento, un sentimiento…
¿Por qué me duele tanto el corazón? ¿Por qué no puedo dejar de sufrir amargamente las consecuencias de mis actos o de los de los demás? Me empeño en seguir fijada en mis errores cuando debería estar viendo el campo abierto que a mi alrededor inunda la luz del sol. Si lograré verla o no es algo por lo que tengo que pelear, pero creo que eso, lo pensaré mañana.

24 ago 2011

Esclava incontrolada


Encadenada a una forma de ser que no puedo controlar, me paso los días esperando desesperada a que llegue algo de todo lo que busco. Quien mucho abarca poco aprieta, y yo no puedo evitar tratar de abarcar siete veces más de lo que podría llegar a apretar. ¿Por qué soy así? No tengo claro lo que busco para un final, pero sí tengo claro lo que quiero en cada momento, y me cueste lo que me cueste, voy a conseguirlo. Pasé muchos años sin saber lo que me gustaba, y ahora que lo sé no dudo en expresarlo y desearlo en voz alta y sin tapujos. Me gustan tantas cosas diferentes… deseo tanto de la vida… quiero tanto de este mundo… no sé decidirme por una cosa sola, y cuando estoy jugando con algo y se me presenta otro juguete igual de atractivo lloro indecisa por cuál de los dos acaparar. ¿Por qué no podré aferrarme a un ideal, a un estilo determinado? Ni siquiera sé cuál es mi tipo de chico. Estoy atrapada entre remolinos y vaivenes de alegres sentimientos que más que endulzarme la vida me la empalagan de tal concentración de emociones contradictorias y a la par tan semejantes. No sé por qué camino ando ni qué dirección llevo, si llegaré o no a algún destino firme un día, o si sabré decidir entre varios juguetes cuando se me pongan delante la próxima vez. Hasta ahora, lo único que tengo claro es:
Mi deseo: conseguir lo que deseo.
Mi estilo de vida: la música.
Mi miedo: llegar a aburrirme de alguna de estas dos cosas.

6 ago 2011

Jugar según las reglas

La vida de todo el mundo está cortada por el mismo patrón. No es dura, pero algunos nos emperramos en hacerla difícil. Las decisiones que tomamos son las que nos marcan el rumbo, y pueden darnos la vuelta y ponernos de cabeza o endulzarnos el camino que estamos andando. Esas pequeñas decisiones de cada uno condimentan nuestra existencia, y si no nos equivocamos al tomarlas podemos vivir una vida emocionante y satisfactoria.
Una de esas decisiones que tiene que tomar cada persona muchas veces a lo largo de su trayectoria, es si seguir el juego acatando las reglas sociales impuestas, o no. Llegar elegantemente tarde a una cita, sonreír constantemente mientras eres anfitrión de algún evento, acostarse temprano el fin de semana para hacer cosas por la mañana al día siguiente... ¿Dónde está estipulado que la casa se tenga que limpiar por la mañana temprano? ¿Qué pasa, que al igual que un gremlin si la mojas después de media noche se vuelve mala? Hay ciertas normas sociales estúpidas, pero por las que más nos comemos la cabeza son aquellas que si no seguimos nos acarreará un enorme cargo de conciencia, puesto que eso que estamos haciendo está mal visto (a ojos de algunos, claro).
Yo decidí hace mucho tiempo vivir según mis propias reglas, y si me salto alguna siempre puedo excusarme con la típica frase de "en mi pueblo se juega así". Además, las normas están hechas para saltárselas. Si todo el mundo las siguiéramos al pie de la letra el mundo sería un lugar insulso y carecería de sabor. La vida es un juego, y gana el que más puntos de felicidad consiga. No voy a dejar de intentar conseguir mis puntos de felicidad porque las reglas de otra persona dicten que no puedo pedirlos, ya que para eso la regla que hay en mi mundo es "chivo que no berrea, no mama". ¿No creéis que todos tenemos derecho a tratar de obtener aquello que deseamos? Aquel que no nos lo quiera conceder está en su derecho, puesto que, ya que estamos con frases hechas, "ante el vicio de pedir, la virtud de no dar".
Y tengo que decir que desde que me acogí a esa religión, ha dejado de sentarme mal no conseguir lo que quiero, puesto que nunca me quedo con la incertidumbre de no saber si habría podido lograrlo. ¿Sale más provechoso jugar según las reglas de todo el mundo o según las tuyas propias? ¿Seremos capaces de controlar nuestras reglas para no dañar a quien no queramos? ¿Podríamos ser capaces de conseguir todo lo que nos propongamos?

4 ago 2011

La maldición de los ojos azules

En toda buena película de terror japones hay varios factores importantes para que el resultado sea un miedo psicológico que nos haga seguir pensando en esas escenas durante días. ¿Qué es lo que tiene la vida diaria para causar ese mismo efecto, y conseguir que nos pasemos las horas muertas pensando en algo acontecido en algún momento nada especial? ¿Es algo que buscamos? ¿Es algo que no esperamos pero encontramos con ilusión? ¿Algo que nos sorprende? ¿Algo que necesitamos? 
Lo que está claro es que dependiendo de nuestro estado de ánimo, y por supuesto, de nuestra visión personal de nuestro mundo (de lo que trata este blog), necesitaremos unas u otras cosas para darle ese pequeño toque de sabor a la vida. Llevo un par de semanas navegando sin rumbo en un mar rojo en el que me encuentro perdida y hallada, incomoda y reconfortada, importante y banal. El único punto de referencia siempre han sido esos dos faros azules, que no siempre me ayudaban a encontrar el camino, sino que me guiaban para perder la cabeza. Sin saber qué hacer, qué pensar o qué debía decir, mi cuerpo se conecta a masa y actúa por inercia. ¿Y qué es lo que busca principalmente? Llamar la atención. Es el mayor de mis problemas cuando mi mente no controla al 100% las reacciones de mi cuerpo.
Si deseas algo con mucha fuerza puedes conseguirlo. Los sueños pueden hacerse realidad con suficientes ganas. Me pasé tanto tiempo soñando con ese momento, con que llegara, que cuando apareció ante mí me obnubilé de tal forma que no reaccioné bien. No recuerdo muchos detalles, tan sólo la sensación de estar reviviendo el sueño que rondaba por mi cabeza, pero en mis propias carnes. Claro que lo sentí, claro que lo viví, claro que aún se me estremece el cuerpo al pensar en ese momento en que fui dueña del mundo, en que lo conseguí todo. Y ahora ese recuerdo es uno de los más dulces que tendré rondándome por los labios durante mucho tiempo. 
No puedes forzar un sueño a que se cumpla. No puedes buscarlo. Tiene que venir, y estar igual de dispuesto a realizarse que tu a seguir soñando una vez que termine. Pues la vida son los sueños, y los sueños sueños son. Bienvenidos a los sueños de Hanako ;)

2 ago 2011

Aventura sobre ruedas

Bueno queridos lectores, debo empezar haciendo referencia a una entrada antigua en la que aseguraba que mi moto me daba cosas que los hombres no. Bien pues despues de la siguiente historia tengo una cosa más que añadir a la lista. Empezaré por el principio ahora que ya he dejado entrever parte del final.

Todo se remonta a mi más tierna infancia, desde que tengo uso de razón podría decir. Nunca he sido una persona con una gran autoestima, ni he sabido presumir de lo que tengo. Al principio pensaba que ambas cosas van de la mano, pero al final ya he dado por sentado que soy yo la que falla.... (u.u) Siempre me pasaba lo mismo, cuando había algo de lo que pudiera presumir nunca encontraba el momento para hacerlo, y cuando por fin forzaba yo ese momento, siempre pasaba algo que me hacía quedar más en ridiculo y con una puntuación peor que antes de levantar mis cartas. Así pues nunca me sentía segura a la hora de alardear de mis logros, de mis premios o de nada de lo que tenía en general. Esa mala suerte, que algunos pueden llamar Ley de Murphy, me sigue persiguiendo hasta el dia de hoy. Siempre que he querido impresionar a un chico con uno de mis puntos fuertes, se torcía dejándome muy por debajo, allí en el suelo donde a nadie se le ocurre siquiera barrer...

Esta es mi historia de hoy. He llegado al pueblo con mi pequeña avispita para dejarla aqui reposando mientras yo hago los viajes pertinentes por lo largo y ancho de este mundo, y ¿qué se me ha ocurrido? subir a ver a mi madre con ella. La tarde estaba cargada pero no parecía tener pinta de queres llover demasiado. Un par de nubes soltaron cuatro gotas, por lo que me confié. ¿Por qué no me daría por pensar que si lo que quería era impresionar a alguien, por supuesto que saldría mal? De cara al mundo, mi cometido era llevar un importantísimo panfleto a mi progenitora. La realidad es que quería jugar con las opciones azarosas de cruzarme con mi principe rojo...
La tarde transcurría bien. Llovió un par de veces, pero en cuanto escampó, aunque ya hubiese oscurecido, me subí a la moto y arranqué hacia el lugar donde debería pasar la noche.
Los relámpagos iluminaban parcialmente la atmósfera por varios sitios distintos frente a mi, a lo lejos. El tronar de una tormenta se confundía con el rugido de mi poderoso vehículo, y el asfalto se fundía con sus gomas...... sin apenas notarlo el viento había traido la desgracia hasta ese punto de la carretera. El viento intermitente me puso la moto en más de una ocasión en alguna que otra posición inverosímil para el pequeño medio de transporte. Estoy segura de que hubiese podido trepar por una pared tranquilamente con uno de esos vandazos de aire. Le susurraba a mi moto como si así el meneo se calmara, y con esa mezcla de noche, oscuridad, agua y viento, acabé parada debajo de un puente, al abrigo de la nada, llamando mientras luchaba por no tiritar a alguien que pudiera sacarme de alli. Con más frío que un perrino chico y sin opción a moverme a más de 30 km/h por la autovía, aguardé a que vinieran a buscarnos. Pero tengo que decir que en ningún momento de la tormenta pasé miedo. La adrenalina me mantenía tan concentrada en la carretera que no pensaba en las innumerables posibilidades de patinar que tenía. Ahora si, cuando llegando al pueblo vi que la puerta de la furgoneta donde traíamos a mi pequeña estaba abierta, pasé autentico terror por si se caía en el camino.

Ya lo veis, ningún hombre me habría hecho pasar el rato tan emocionante que pasé con mi moto, perdidas en mitad de una autovía, sin posibilidades de movernos ni de continuar, nada más que de mojarnos. Seguro que si me hubiese pasado con un chico en lugar de una moto, en lugar de verlo como una aventura ahora lo estaría viendo como una putada xD

29 jul 2011

La mejor guardia de todas

¿Qué se necesita para ser feliz? ¿Qué pides para que un día sea perfecto? ¿Cuál seria la mejor manera de pasar un día de 24 horas de trabajo? Todo comenzó tal día como hoy, hace ya tres. Amanecía un martes soleado, caluroso y seco, con una guardia por delante y sin gana ninguna de encerrarme allí de sol a sol. Menos mal que mi bombón, mi pequeña Kaoya, mi gatina, me esperaba al subir las escaleras en mi habitación, y eso me daba un poco de ánimo para pasar el día. Podría ir a visitarla algunas veces y así desconectaría del trabajo de vez en cuando.
El tiempo iba pasando y todos los que entrabamos ese día de guardia nos estábamos preparando para recibir el relevo lo más rápido posible para empezar a perder el día tirados en los sillones, cuando de repente, como un caramelo de fresa entre un puñado de sus congéneres de mora, pasó casi sin ser visto entre todos nosotros, él, el más sabroso dulce inalcanzable, el chico con la sonrisa más cálida del mundo. No me lo podía creer, ¡entraba de guardia ese día también! ¡Iba a pasar 24 horas con él! Una enorme sonrisa se me dibujó en la boca, y sólo se borró a las 9 de la mañana del día siguiente.
Cualquier cosa que pasaba en mi guardia era una excelente excusa para ir a decírselo a mi hombre. Una picadura de avispa, la hora de la comida, los negocios informáticos que siempre se hacen en estos servicios... y siempre llevaba una gracia preparada, sólo para verle sonreír. ¡Ains!
Cada vez que tenía que ir a verle pasaba primero por el aseo para peinarme bien pero informal, que no se notara que acababa de arreglarme para él. Hasta que de tanto sobarme el flequillo se me ensució excesivamente rápido. Si ya me había arrepentido por la mañana de no haberme lavado el pelo el día anterior, el incesante toqueteo y la paranoia que tenia dentro de la cabeza me hicieron pasarme toda la mañana en un estado de nerviosismo capilar tremendo, y más cuando me tocaba ir a ver a mi hombre. Cuando ya no aguantaba más, después de comer y mientras mis chicos se relajaban, subí lo más deprisa que pude a la residencia femenina, agarre el champú y la toalla, y en menos de 5 minutos ya estaba bajando otra vez con la cabeza fresquita y el pelo limpio. La paranoia había pasado. Ya estaba guapa para volver a verle ^^
Pasé el día preocupándome más por él que por mi trabajo. Mi conductor y compañero habitual en estos servicios tuvo que aguantar mis delirios todo el día, riéndose de lo increíblemente tonta que de repente me había vuelto. Ya sé que soy rara de por sí, pero aún no había visto nada hasta ese día. ¿Cuándo me volveré a ver en otra así? Sin duda, para pasar un buen día sólo tienes que tener las cosas que más te interesan o que más te apetece tener en ese momento. Un ordenador, un libro, y un hombre que siempre me ha encantado y al que siempre he considerado como uno de mis principales juegos en el trabajo. Tengo suerte de vivir en mi mundo, porque seguramente que en el mundo real no hubiese podido pasarme una guardia tan buena con tan poco ;)

24 jul 2011

La batukada, y mi príncipe rojo

Para aquellos que me conozcan no les resultara raro que hable de un repentino amor que pueda sentir por algún chico al que acabo de conocer. Para los que no me conozcan tanto, os explico la historia de mis amores:
Soy una persona muy "enamoradiza". (Lo entrecomillo porque, obviamente, no considero que nada de eso sea amor de verdad). Me gustan ciertas cosas en los hombres que hacen que me llamen la atención, y no son solamente cosas como una considerable constitución atlética musculosa, unos profundos ojos verdes o una labia prodigiosa, que también. Sino una destreza o un nivel cultural en lo que sobresale, unas dotes de mando o una seguridad aplastante, o una manía compartida. La verdad es que para encontrar al hombre perfecto tendría que hacerle por encargo. La ventaja es que no me hace falta más que una de esas características para que me fije en alguien. Y muchas veces, el morbillo que puedo sentir por una persona que, por ejemplo, ejerce el mando con firmeza ante otros (fuera de mi trabajo, por supuesto) me llama mucho más la atención que un chulazo cachas de metro ochenta. Es por eso por lo que digo que soy muy "enamoradiza" :) puedo encontrar algo que me llame la atención en muchos tíos, pero eso es siempre superficial y volatil, puesto que podemos estar hablando de algo que dure unas horas.

Bien, explicado este punto, voy a hablar de mi nuevo amor, de mi príncipe rojo. Este fin de semana me ha tocado trabajar en el bar de mi madre, que se ubica en el pueblo con mayor concentración de chicos guapos, interesantes y de ojos claros que hasta ahora he podido encontrar. Todo empezó ayer por la tarde, cuando acompañé a un colega de allí a su ensayo con la batukada del pueblo. Un grupo de amigos tocando instrumentos varios de percusión, sin ánimo de nada en especial y con muchas ganas de pasarlo bien aporreando un parche sintético. Y allí estaba él... un chico de pelo castaño, ojos azules muy claros, aspecto relajado, y con una pedazo de moto... lo primero que me llamó la atención, por supuesto, fue su vehículo. Pero luego reparé en que era el pequeño director de aquel conjunto percusivo. Sus movimientos, su oído, su forma de tocar... Entonces, como si un rayo de luz le iluminara a través de los rítmicos pulsos de los tambores, le vi con otros ojos. ¡Que guapo era! 
Extasiada por los dones que a mi vista había recibido el sujeto en cuestión, no pude parar de mirarle en toda la tarde. Así que cuando finalizó el ensayo no pude contenerme, y cual quinceañera de comedia romántica americana, flirteé con él, recibiendo de buen grado todo su interés. Le expliqué que trabajo todos los días como músico y que además soy percusionista, y que me habría gustado apuntarme a la salida de la batukada que se celebraría al día siguiente (hoy). Me vendí bien, y conseguí uno de mis retos esa tarde: ¡salir con ellos en el pasacalles! El chico, todo impresionado, me ofreció la posibilidad de acompañarlos, y yo, toda emocionada y comiéndomelo con los ojos, acepté sumamente agradecida.
El resto es algo confuso, porque en el momento en que mi príncipe rojo entra en escena, mis sentidos se atontan y sólo hago tonterías cual niña llamando la atención. Tras alrededor de una hora de ensayo, me colgué el trasto que mi hombre me había asignado, agarre bien las mazas, y salí a darlo todo. Tanto dí, que me dejé la piel en el pasacalles..... (literalmente, me despellejé dos dedos y me salió una ampolla apunto de reventar en otro). Pero me lo pasé como los indios. Cuando me confundía no se notaba porque siempre había alguien que me podía cubrir, y siempre tendía a soltar una carcajada antes de seguir. Pero el chico que rondara por mi cabeza unos días estaba siempre pendiente de mí, animándome, y riendo conmigo n_n

He de dar gracias a que en el último momento antes de salir de Toledo, me dio por echar a la maleta una camiseta roja, uniforme obligatorio para salir con la batukada ;)

21 jul 2011

Cosas por la que prefiero mi moto a los tíos

Desde hace cosa de un año soy motera. Y eso quiere decir que paso más tiempo sola encima de una moto que socializando parada en un bar. La vida de motero es una vida solitaria, pero tiene un montón de ventajas que lo compensan con creces. Después de mucho pensar en ello he sacado una lista de cosas por las que prefiero pasar una tarde con mi moto que con un tío. Ahí va:


*Mi moto siempre está ahí para cuando la necesito.
*Ella nunca me dice que no.
*No tengo que estar pendiente de si se encuentra a gusto conmigo o si se está aburriendo.
*Puedo montarla las veces que quiera y nunca se cansa.
*No se queja si me apetece solamente dar un paseo o me apetece correr un poco.
*Si la invito a cenar me sale mucho más barata.
*Si un día la fuerzo o la trato mal, no me lo devuelve multiplicado.
*Aguanta mis delirios y mis paranoias, y escucha mis llantos sin quejarse.
*Sé que no se va a ir con otra persona (porque yo tengo las dos llaves).
*No tengo que pasarme horas esperando a que me conteste a un sms.
*No discute mis decisiones.
*Si no tiene noticias mías durante un tiempo no me lo hecha en cara.
*No va dejando los calzoncillos tirados en el suelo cuando se va a duchar.
*Mi forma de conducir no le supone una comparativa constante con la suya.

Creo que con esto ya demuestro por qué prefiero pasar la tarde de un sábado con mi moto que con un tío. Aunque a favor de los hombres tengo que decir que los orgasmos están muy bien :) de vez en cuando puede sentar muy bien aparcar la moto, pero yo ahora mismo, ¡la echo de menoooossss!!! T-T

19 jul 2011

¿Llorar o no llorar?

Dicen que la vida no es difícil, sino que nos la enredamos nosotros. Pero hay veces que cierras los ojos, te pones a dar vueltas sobre ti misma sin parar hasta que pierdes todo punto de referencia y el estómago se te queda del revés, sin pensar que tenemos un hilo invisible que acabamos de liar tanto tanto que por mucho que lo intentes resulta casi imposible deshacer. Todo lo que antes era júbilo y perder el tiempo, ahora es trabajo y contar cada minuto. Intento hacer todo lo que esta en mi mano, pero parece que he entrado en arenas movedizas y cuanto más intento salir de ellas más me hundo. ¿Por qué cuando más feliz soy más problemas tengo? Todos los días al abrir los ojos veo monstruos que me acechan esperando a que caiga desfallecida en mis intentos de cambiar todos mis problemas por alegría. De momento aguanto aquí, encima de este alfiler sobre el que llevo haciendo equilibrio tanto tiempo, pero ¿cuánto más podre seguir dentro de este optimismo sumo que me inunda día a día? ¡¡¡Y encima se me pegan las patatas para la tortilla!!! Sólo falta que me salga salada o se me queme..... pues para animarme, me veré un capítulo de una de mis series a la hora de la siesta, y ¡a olvidarme de los problemas! Lo mejor de todo es cuando paso unos minutos de vacaciones en mi propio mundo ^^

18 jul 2011

Bienvenidos a mi mundo

La concepción que cada persona tiene del mundo es distinta, según su forma de pensar, sus vivencias, sus gustos... ¿Cómo es mi mundo? Es un mundo en que los ríos son de dulce zumo de naranja fresquito, la lluvia son ositos de gominola, en la calle hay un permanente hilo musical acorde con cada momento, y está lleno de gatos y cosas brillantes. ¿Os habéis parado a pensar en cómo es vuestra visión del mundo, y en lo que difiere de la de los demás? Me gusta pintar mi día a día con pequeños placeres como hacer arruguitas con las sábanas entre los dedos, tocarle la nariz húmeda a mi gata, sentarme a oler el viento y escuchar el sonido de mis tacones al caminar por la tarima flotante de mi pequeño apartamento. Soy excesivamente maniática por naturaleza y tiendo a corregir a la gente al hablar o escribir, aunque yo sea la que más me confundo! Y aunque soy un bicho antisocial que prefiere la soledad el 90% del tiempo, también me gusta gastarlo con la selección de gente a la que considero amig@s. En mi mundo los superhéroes existen, y el mejor regalo de todos es un cuaderno y un boli. ¿Te interesa conocer mi mundo? Hay una forma muy fácil: léeme! ^^ Saludos desde el mundo friki de Hanako Dosukoi ;)