5 sept 2011

¡Pero no toques! ¿Por qué tocas?

Este no ha sido un verano especial, ni destacable por sus viajes a destinos exóticos, ni llamativo por sus acontecimientos, ni recordable por absolutamente nada extraordinario. Ha sido un verano normal. Dentro de diez años no miraré atrás para recordar la fecha de este año por nada en concreto, pero todas las pequeñas cosas que me han pasado en estos meses estivales merecen la pena ser mentadas individualmente durante mucho tiempo. Y la mayor parte de las gracias se las tengo que dar a mis amigas de toda la vida, quienes han estado ahí (unas más y otras menos, de cuerpo presente o vía redes sociales), para darme apoyo, ánimo, diversión, e incluso quebraderos de cabeza. Las quiero con locura, y a día de hoy si me lo pidieran estoy segura de que podría llegar a dar la vida por ellas. Son las mejores, y siempre están ahí para cuando las necesite. Me he dado cuenta de que dentro de mi cabeza descontrolada tengo una vena trastornada que no deja de idear locuras de última hora, que como bien pensamos en el grupo, son siempre las mejores. Y la suerte que tengo es que siempre puedo contar con alguna parte de ese grupo para llevarlas a cabo. Viajes, compras, excursiones, cenas o proyectos increíbles y fuera de contexto que sólo apoyarían personas con la misma enajenación mental que yo. Y están ahí para apoyarme con ellos. ¿Qué más puedo pedir?
No me olvido de un nuevo grupo de amistades potenciales que ha surgido entre medias de las horas de trabajo hostelero que he brindado este agosto. Un grupo en el que he sido tan bien acogida que me ha llegado a dar miedo no estar a la altura de lo que me ofrecían. Gente tan diferente a la que estoy acostumbrada a tratar, y a la vez tan de mi estilo... he de darles las gracias por cuidarme durante las cortas noches de este atareado mes, y por darme la oportunidad de abrir mis fronteras allá por el norte de mi tierra. La batucada, las fiestas de San Mandril, las tardes de paseos por el pueblo... me han dado una vida que jamás pensé que pudiera llegar a encontrar en ese sitio.
Espero que mi madre haya disfrutado tanto con mi compañía en su casa como yo con la suya. Hacía mucho tiempo que no tenía esta unión con ella y me alegro de veras de que podamos volver a disfrutarla. No me ha costado nada pasarme mis vacaciones trabajando para ayudarla, ya que ahora creo que sí se lo merece. Y aunque dudo que en mucho tiempo pueda volver a meterme en la cocina con ella, lo echaré de menos tanto como nuestra tradición de ir al spa después de la temporada de fiestas.
Estoy feliz con la vida que tengo y con la gente que he elegido para acompañarme en ella. Sin ellos no sería lo que soy, y aunque hay gente importante a la que no he mentado en esta entrada, ellos saben que pertenecen al maravilloso mundo de Hanako Dosukoi. :)

1 comentario:

  1. Una pena que no todas podamos estar presentes xq no se nos invita... ¬¬

    La comentarista de siempre.

    ResponderEliminar

Hi hi!! Dejad vuestros comentarios aquí y seguiré escribiendo cosas que os gusten a todos. Saludos desde el mundo de Hanako! (^-^)