21 oct 2011

Aventura friki

Daban las cinco de la tarde. El sol aún estaba alto, pero la temperatura ya se asemejaba más a la que debía haber un día 20 de octubre, aunque no lo bastante fresca. El reloj no dejaba de contar los segundos, y el mundo en ningún momento dejó de girar. En una pequeña habitación en Toledo, ropas, botas y cascabeles no dejaban de moverse frenéticamente de un lado a otro. Dos jóvenes de pintas extrañas y gustos aún más raros cruzaban una y otra vez el cuarto terminando de prepararse pasa salir pitando. Faltaban veinte minutos para que saliera el tren y aún debían llegar, aparcar el coche y comprar los billetes. Ya desde el principio, todo apuntaba a ser una aventura desesfrenada...
La una, más normalita, llevaba vaqueros y camiseta con un dibujo manga en ella. De su mochila colgaban alrededor de 4 cascabeles que no dejaban de sonar a cada paso que daba. (Estoy hablando de mi gakusei ^^) La otra, más comedida en cuanto a sonidos se refería con tan sólo un cascabel, iba ataviada con una falda de tablas muy corta y muchos lazos con las cintas colgando. (Y esa era yo, ¿vale? ^^) Llegamos corriendo a la estación de tren, donde nos esperaba el gigantesco aparato ya en la vía y a punto de salir. Compramos los billetes, sólo de ida, y fuimos lo más rápido que nuestras piernas nos dieron para andar hasta el anden. Sé que debimos atraer las miradas de todo el mundo porque además de ir vestidas de forma llamativa tanto visual como auditiva, no conseguíamos bajar el nivel de decibelios de nuestras voces, pero la verdad es que no me fijé en nadie. Una vez en el tren sentadas y cantando Sobêr, nos dio por representar una escena de un capítulo de Nana, serie de anime que nos estamos viendo ahora las dos juntas, en la que las dos protagonistas con las que tenemos tantas cosas en común ambas, viajan de forma similar a como estábamos en ese momento.

Una vez en Madrid, la locura de representar escenas de anime o de ir hablando frases y palabras en japonés no se nos había quitado. Habia quedado con una gente en Callao, así que nos bajamos en Sol donde nos topamos con una manifestación a punto de empezar (otra vez) y fuimos caminando por Preciados. Para todo aquel que no lo sepa, como yo hasta ayer, Preciados es una calle muy larga donde hay un Corte Inglés, muchas tiendas de ropa, y unas grandes rejillas de ventilación del metro por las que sale aire....... Ya según estábamos encima de una de ellas me comentó mi gakusei algo sobre un dia que hizo Marilyn, y yo no la entendí hasta que no trataba de bajarme la falda del pecho. Mis preciosas braguitas rojas quedaron totalmente a la vista de todo aquel que pasara por alli en ese momento, ¡y yo no era capaz de taparme de ninguna manera! Mi gakusei reia con todo su maligno ser mientras yo luchaba con el aire de una rejilla que no acababa nunca.
Una vez en el bar en el que pasamos la tarde tomando cervezas y tras una pinta de Paulaner y un tercio de Heineken, se me ocurrió demostrar mis habilidades en el para-para (estilo de baile japonés en el que predominan movimientos repetitivos y bruscos de brazos sobre todo. Vamos, tipo de baile de frikis de animes) y gracias a la música que mi amiga y compañera en esta aventura me puso en su movil, bailé la coreografía de Ike-ike (por si alguien quiere buscar el video en youtube) delante de todo el mundo. Cuando acabé hasta me aplaudieron, ¡cosa que me encantó!

Finalizada la velada en Madrid y dejando a la gente con la que habíamos pasado la tarde alli, salimos corriendo (literalmente) para volver a cruzar Preciados hasta la estacion de Sol en la que debíamos cojer el metro. Mi gakusei dice que la gente nos miraba, que había bastante y que encima parecían estar todos cayados, pero yo solo recuerdo un montón de figuras a las que tenía que ir esquivando mientras no dejaba de correr, con la banda sonora de aquellos cascabeles que ambas llevabamos, y con las canciones de nuestra serie antes mencionada sonando en nuestras torcidas cabezas. Gritábamos por la calle cosas tales como "¡Imagínate que nos persigue una horda de zombies!" o "¡Zombie voy a ser yo el dia.... sábado!". No contentas con haber tenido a toda la calle pendiente de nosotras, una vez en el metro seguíamos con nuestro rol. Corriendo y cascabeleando allá por donde ibamos, y gritándonos de la una a la otra por mitad de atocha "¡Hayaku! ¡Es por aquí!" y "¡Hachi! ¡Te has pasado! ¡Es por ésta puerta!". Si el acceso al tren se cierra dos minutos antes de la hora, a nosotras nos sobraron veinte segundos del tiempo límite. Según entrábamos por la puerta de nuestro vagón notamos cómo se iban cerrando las puertas detrás de nosotras. Si el viaje de Madrid-Toledo dura treinta minutos, nosotras nos pasamos alrededor de veinte riendo a carcajada límpia dentro del tren. No nos podíamos creer la suerte que habíamos tenido.

La llegada a nuestra ciudad de destino no fue mucho más calmada. Mezcladas como dos personas totalmente normales entre el gentío que llegaba en nuestro mismo tren, pudimos oir con placer com una voz familiar nos llamaba la atención con una referencia de un anime. Salté de alegría al oir "Hola, Sailor Moon". ¡Ay que chuli! ^^ (Tengo que decir que me he ganado a pulso que todo aquel que me conoce me relacione con todo tipo de manga o noticia sobre Japón. Estoy tan orgullosa...) Nos encaminamos hacia mi Nekomata (mi coche) que le había dejado aparcado cerca de la estación, cuando antes de salir del recinto se le ocurrió a mi gakusei cenar en el chino que había enfrente, donde me enamoré de uno de los camareros. Volvimos a casa con nuestra música de anime puesta bien allta y disfrutando de haber pasado una tarde perfecta. Me encanta el mundo de Hanako! ^^